En este blog voy a hablar de la autocompasión y su importancia dentro del mundo del deporte.
Durante los Juegos Olímpicos de Tokyo 2020 (en realidad 2021) la atleta Simone Biles del equipo de gimnasia de Estados Unidos dejó literalmente en shock al mundo del deporte cuando decidió renunciar a la competición de gimnasia individual. Durante una entrevista mencionó que su cuerpo y mente no estaban en sincronía y que prefería dejar de competir.
Con seis medallas olímpicas conseguidas anteriormente tuvo la fuerza de voluntad para dejar a un lado el sueño más grande de cualquier deportista: conseguir una medalla olímpica.
"Para los que piensan que he renunciado, no es así. Mi cuerpo y mi mente no están en sincronía simplemente" - Simone Biles
Esto marcó un parteaguas en el deporte, ya que una deportista de élite fue capaz de decir al mundo lo que realmente sentía. De aquí comenzaron a salir más deportistas que dejaron de competir en otros campeonatos en distintas disciplinas, alegando que no se encontraban bien mentalmente.
El mundo se dió cuenta, por fin, que los deportistas también son personas y que está bien no estar bien.
¿Qué es La autocompasión?
La autocompasión es tratarnos bien a nosotros mismos, hablarnos como si estuvieramos hablandole a un buen amigo, sosteniendo, escuchando y entendiendo lo que nos pasa desde otra perspectiva. La autocompasión tiene tres componentes principales que son el mindfulness, la humanidad compartida y la bondad a uno mismo.
Cuando hablamos de mindfulness nos referimos a estar presentes, viviendo el momento, observando a nuestro alrededor lo que está sucediendo, sentir e identificar las emociones y pensamientos que están pasando por nuestra mente. Hacernos conscientes realmente de la experiencia que estamos viviendo.
La humanidad compartida es darnos cuenta que somos personas, con cosas positivas y negativas, somos seres imperfectos y vamos caminando nuestra vida con experiencias que pueden ser agradables o desagradables. Entender que una experiencia desagradable nos puede pasar a todos por el simple hecho de vivir, y entender que es algo que sucede y que nos pasará en algún momento de nuestra existencia.
Por último la bondad, que se refiere a hablarnos bien a nosotros mismos ante una situación difícil, darnos ese abrazo que necesitamos, escucharnos y sostenernos. Es aquí donde también buscamos fortaleza para seguir adelante, calma para tomar la decisión adecuada, entendimiento para saber lo que está sucediendo.
Autocompasión en el deporte
Al igual que en la vida, en el deporte también solemos ser duros con nosotros mismos, especialmente cuando no alcanzamos los objetivos que buscamos o no salen las cosas como queremos. En lugar de hablarnos con bondad y respeto, los deportistas solemos enfadarnos con nuestras acciones y con nosotros mismos por no hacerlo bien o rendir lo esperado.
Un ejemplo que me gustar dar es el golf. Llevo varios años practicando este deporte. Es un deporte muy bonito, aunque tiene sus complejidades ya que es muy técnico, se requiere mucha precisión, cabeza fria y concentración. Cuando salgo al campo a jugar veo a algunos jugadores que se enfadan, se hablan mal ellos mismos por dar un mal golpe, por no hacer par de campo en un hoyo, por salirse de la calle, por perder la bola, en fin... por un sin fin de cosas que pueden suceder cuando practicas este deporte.
El golf es así, al igual que otros deportes es muy técnico y nos reta a cada uno mentalmente en cada golpe. La competencia es principalmente contra nosotros mismos. Aquí es donde entra la autocompasión, el saber hablarnos de forma adecuada, manteniendo la calma, estar en momento presente para olvidar el golpe anterior y pensar en el que estamos dando. Entender que si damos un golpe malo no pasa nada, a todos nos pasa, y saber que el siguiente golpe puede ser mejor que el anterior.
He puesto al golf como ejemplo pero esto pasa en muchos deportes. En todos ellos se requiere autocompasión, es decir, que haya bondad para tratarnos bien durante un día de entrenamiento, habrá días donde nuestro rendimiento es mejor que otros. Humanidad compartida para entender que a todos nos puede tocar un día malo y no tener las fuerzas o la sincronía mental para entrenar o jugar bien. Y mindfulness para darnos cuenta de como nos estamos sintiendo en un momento determinado, vivir y sentir el deporte que practicamos desde una perspectiva más completa.También aplica para entender mejor a nuestros rivales y ser compasivos con ellos.
¿Qué podemos hacer como deportistas?
Mi recomendación de deportista a deportista es no llevar las cosas al extremo, ya sean entrenamientos o competiciones. Saber disfrutar el momento en el que estás. Ser consciente de que estás ahí, practicando tu deporte.
Es importante aprender a escuchar a tu cuerpo y a tu mente, identificar lo que sientes, lo que pasa por tu mente, buscar esa conexión que existe entre ambos. Observa que te piden, por ejemplo bajar el ritmo, continuar, parar, aumentar la intensidad, por citar algunos ejemplos. Escucharnos nos hará mejores deportistas, más autocompasivos con nosotros y con el entorno que nos rodea.
De esta forma aprenderemos a disfrutar más el deporte, a vivir el momento, a entender que el deporte es una manera de mantenernos sanos física y mentalmente, y que no está ahí para hacernos daño ni estresarnos con nosotros mismos. No debe ser lesivo ni causarnos sufrimiento o carga mental por no hacerlo como pensamos que deberíamos hacerlo.
Escucha a tu cuerpo, para ello hay que conectar la mente con el. Puedes aumentar esta conexión mediante la práctica de la meditación. Es una forma de aprender a escuchar a tu cuerpo y mente, y de conectarlos.
Practica la meditación de forma habitual. Verás los cambios que trae a tu vida personal, profesional y deportiva. Te ayudará a practicar el deporte con mindfulness, humanidad compartida y bondad, es decir, conviertete en un deportista con autocompasión.
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